• La escasez de vivienda es una realidad palpable en nuestros pueblos y ciudades, sobre todo en las zonas urbanas con mayor demanda. En la zona rural de las Españas tampoco abundan los carteles de se vende casa, pero como que importa menos porque no hay clientela ni para comprar ni para alquilar casitas en medio de la nada.
  • El Banco de España ha actualizado sus previsiones sobre el tema de la vivienda y lanza una advertencia contundente: actualmente faltan 700.000 viviendas en el país para cubrir la demanda existente. Esta cifra, que supera en 100.000 unidades la estimación anterior, refleja un desajuste estructural entre la creación de hogares y la capacidad del mercado para ofrecer soluciones habitacionales.
  • El fenómeno no es nuevo, pero se ha agravado en los últimos años. Entre 2022 y 2024, el déficit acumulado superó las 400.000 viviendas, y solo en 2025 se espera que se sumen otras 100.000. El origen del problema es multifactorial: la lentitud de los procesos urbanísticos, la escasez de suelo disponible, la falta de mano de obra cualificada y una normativa que no favorece la agilidad en la construcción.
  • Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el precio de la vivienda sigue una escalada preocupante. En el último año, los pisos de segunda mano han experimentado una variación anual del 12,8%, mientras que los de obra nueva han subido un 12,1%. Esta presión inflacionaria se traduce en dificultades reales para miles de familias para encontrar un hogar, especialmente en las grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia, Alicante y Málaga, donde se concentra el 50% del déficit.
  • Además, el aumento de hogares unipersonales y la llegada de población extranjera intensifican la demanda. La vivienda se ha convertido en un cuello de botella para el mercado laboral, dificultando la movilidad geográfica y afectando la productividad nacional. El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá, ha subrayado que este problema no es solo social, sino también económico, y requiere una respuesta coordinada entre administraciones y agentes del sector.
  • Conclusión
  • España se enfrenta a un reto mayúsculo: construir 700.000 viviendas para equilibrar su mercado inmobiliario. Sin medidas urgentes y estructurales, el acceso a la vivienda seguirá siendo un privilegio para unos pocos y una lucha para muchos. La solución pasa por desbloquear suelo, agilizar licencias, fomentar la inversión y repensar el modelo urbano. El tiempo apremia.
  • Pero nuestra clase política no está por la labor de buscar soluciones al problema de escasez en el mercado inmobiliario. Políticos y políticas no sufren esta problemática porque tienen sus soluciones habitacionales resueltas, tanto para ellos como para sus descendientes.
  • El problema inmobiliario de escasez es para la pareja que quiere formar una familia, para la madre monomarental, para el padre monoparental, para el joven que quiere independizarse antes de hacerse viejo, para la joven que quiere irse a vivir a otra ciudad donde le ofrecen un mejor puesto de trabajo. El problema es para muchas personas que han optado por el mercado de alquiler y ven como están siendo expulsadas por los elevados precios de los alquileres. El problema es para trabajadoras y trabajadores que ven como sus salarios no les dan para pagar vivienda y pagar manutención. Ese es el problema.
  • Por eso en la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» les recordamos a la clase política de este país nuestro que debe buscar soluciones. Se pueden construir más casas. Se puede conseguir que se pongan en el mercado viviendas desocupadas. Se puede conseguir, señoras y señores políticos, crear una bolsa de vivienda pública de alquiler para garantizar un techo a los pobres trabajadores y trabajadoras de esta España nuestra.

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