• Cada año, con la llegada del otoño y la primavera, los relojes en España se ajustan una hora hacia atrás o hacia adelante. Esta práctica, instaurada en 1981, tiene como objetivo principal aprovechar mejor la luz solar y, en teoría, reducir el consumo energético. Sin embargo, en 2025, el debate sobre su eficacia y pertinencia sigue más vivo que nunca.
  • ¿Realmente ahorramos energía? nos preguntamos. El argumento histórico a favor del cambio de hora ha sido el ahorro energético. Al adelantar o retrasar los relojes, se pretendía reducir el uso de iluminación artificial y calefacción, especialmente en los meses más oscuros del año. No obstante, estudios recientes cuestionan esta premisa. Según diversos análisis europeos, el ahorro energético real apenas alcanza el 1% del consumo eléctrico total, una cifra que muchos expertos consideran insignificante en el contexto actual.
  • Además, los avances tecnológicos, como el uso generalizado de bombillas LED de bajo consumo y electrodomésticos eficientes, han reducido el impacto que la iluminación tiene en la factura eléctrica. Por tanto, el cambio de hora ya no representa una ventaja económica sustancial para las familias españolas.
  • Más allá del ahorro, el cambio horario tiene efectos sobre la salud. Alteraciones del sueño, fatiga, irritabilidad y disminución del rendimiento son algunas de las consecuencias más comunes. Estos efectos, aunque temporales, afectan especialmente a niños, personas mayores y trabajadores con horarios rígidos.
  • A pesar de las crecientes críticas, España continúa aplicando el cambio de hora por mandato de la Unión Europea. Aunque en 2018 la Comisión Europea propuso su eliminación, el consenso entre los Estados miembros no se ha alcanzado. En 2025, el Gobierno español ha reactivado el debate, proponiendo eliminar esta práctica a partir de 2026, siempre que Bruselas lo apruebe.
  • Mientras tanto, el país se prepara para lo que podría ser uno de los últimos ajustes horarios. La madrugada del 26 de octubre de 2025, los relojes se retrasarán una hora, marcando el inicio del horario de invierno.
  • La continuidad del cambio horario parece pender de un hilo. Con beneficios energéticos marginales y un impacto negativo en la salud, cada vez son más las voces que abogan por su eliminación. España, junto con otros países europeos, podría estar a las puertas de adoptar un horario fijo durante todo el año, una medida que promete mayor estabilidad en la vida cotidiana de los ciudadanos.
  • De momento, toca mover las manecillas de los relojes. En la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» os recordamos que la noche del sábado 25 al domingo día 26 de octubre hay que atrasar una hora. Pongámonos, pues, a ello.

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Gmail

Share This