• Si decimos competición Extreme E muchos y muchas nos preguntaríamos de qué estamos hablando. Se trata de una competición de coches eléctricos auspiciada por Alejandro Agag, hoy conocido en la prensa internacional como empresario español, pero su nombre nos sigue sonando con tintes de prensa rosa. Todavía está en nuestros recuerdos aquella boda escandalosa en el monasterio de El Escorial en la que Alejandro Agag le daba el sí quiero a la hija del entonces presidente Aznar.
  • El joven asesor del primer presidente del Partido Popular de La Moncloa dejó el dinero de la política por el dinero de la empresa. Con buenos contactos internacionales, dio el salto a Londres y empezó a hacerse rico de verdad. Tanto dinero fue acumulando que a día de hoy puede darle trabajo al hijo mayor de la Infanta Cristina o contratar para sus carreras de coches eléctricos a corredores tan famosos como Lewis Hamilton.
  • Alejandro es una definición del capitalismo. Lo vemos en su nuevo negocio. Cuando por culpa de la economía del despilfarro estamos acabando con el planeta, surgen iniciativas empresariales que hacen su agosto con un producto llamado cambio climático.
  •  Me explico. Alejandro pondrá a competir sus coches en zonas afectadas por el cambio climático. Llevará los automóviles a correr a desiertos, a montañas con los glaciares agotados por el calentamiento global, a carreteras al borde de las playas africanas en cuyas arenas se acumulan montañas de plásticos.
  •  Para ponerle la guinda al negocio del cambio climático hará las competiciones sin público. Nada de personas gritando. Nada de gente trasladándose a los lugares de competición. Nada, tampoco, de abucheos.
  •  El señor Agag hará visibles las carreras de los cochecitos eléctricos en la televisión. Su gallina de los huevos de oro está diseñada para que no le salgan heces. Puro oro va a poner día a día la gallina del yerno de Aznar. Al apostar por la digitalización de la transmisión ahorra muchos gastos en el personal necesario para las organizaciones con público.
  •  Y hay más. Los coches de la competición se trasladarán de lugar a lugar en barco. Así contaminarán lo menos posible en sus traslados.
  •  El nuevo negocio del yerno de Aznar es un ejemplo del vigor del sistema capitalista. Estamos ante un monstruo que se readapta en un proceso continuo de construcción-destrucción-construcción. Es el capitalismo un monstruo que devora a los pobres y alimenta a los ricos.
  •  En todo caso, deberíamos preocuparnos y ocuparnos más del medio ambiente. La acumulación de plásticos, la contaminación, el calentamiento global son temas que nos preocupan en la Asociación por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem». Pero más nos preocupa la desigualdad por su repercusión negativa en la calidad de vida de las personas.
  •  El 20,4 % de la población española, es decir, casi diez millones de personas, están en riesgo de pobreza. Por eso en Genus Aequalitatem no desvinculamos la pobreza de la gente de la pobreza de un planeta agotado con un cambio climático que traerá nefastas consecuencias económicas. Por ejemplo, el recrudecimiento de los movimientos migratorios.
  •  El yerno de Aznar nada ha dicho aún de dar los beneficios de sus carreras de coches para paliar los problemas del cambio climático. Tampoco donará nada a los pobres. Al menos, que sepamos. Se limitará a buscar escenarios de pobreza extrema como telón de fondo de los rallys de los coches eléctricos tan de moda.

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