• Las ofertas de los supermercados ya no son ofertas. Las grandes distribuidoras se están riendo de las consumidor@s con publicidades como el último folleto del supermercado Eroski.
  • Nos anuncia el famoso supermercado Eroski «la cesta que enamora» con una serie de productos a los mismos precios o unos céntimos más caros que la semana pasada. ¿Dónde están las ofertas?…
  • Tortilla fresca con cebolla, patata prefrita congelada, yogur griego, queso fundido en lonchas, jamón cocido extra, salmón ahumado, barra campesina, bebida de avena, papel higiénico húmedo biodegradable, detergente líquido Marsella… son algunos de los productos de «la cesta que enamora» la cuenta de resultados del Eroski. Hay que felicitar al creativo o creativa que ideó la campaña. Debe suponer que las personas que leen los folletos publicitarios no miran los precios todos los días en los lineales del Eroski.
  • Fuera de «la cesta que enamora» están las ofertas. Igual que todas las semanas, el supermercado Eroski nos ofrece una serie de productos con descuento del cincuenta por ciento en la segunda unidad. Eroski pone la primera unidad carísima y la segunda unidad rebajada en ese juego capitalista que ayuda a los centros comerciales a liquidar stock haciendo caja.
  • Recordamos que en el mes de febrero la inflación de alimentos fue del 16,6% y la inflación general del 6%. Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Desafortunadamente, sabemos que la inflación real a la que te enfrentas tú, yo, tod@s nosotr@s en los supermercados y tiendas de comestibles, es muy superior.
  • Como reconoce el presidente de Mercadona, «han subido los precios una burrada». Mercadona ha tenido 718 millones de beneficios en el pasado ejercicio. Juan Roig, su presidente, se siente feliz y no quiere oír hablar de topar los precios de los alimentos. No pensaría lo mismo si en vez de ser el que factura fuera el que pagará la factura.
  • El equipo económico de la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» manifiesta su preocupación por la falta de ética de las grandes distribuidoras de este país. Mientras estas grandes empresas de alimentación incrementan sus beneficios, la clase trabajadora se empobrece y, en consecuencia, se alimenta mal. No es justo.

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