• Ya han pasado veinte años desde el día en que una joven Letizia llegara a la catedral de la Almudena a darle el sí quiero a Felipe de Borbón y Grecia. Era Letizia una joven que había dejado de ser jovencisima. Tenía un pasado de estudiante universitaria, novia de un profesor, esposa del mismo profesor, divorciada del profesor, novia de varios novios. Felipe no quedaba atrás en artes amatorias. Iba a ser un marido que traía un currículum de novias entre las que destacaron Isabel Sartorius, Gigi Howard y Eva Sannum.
  • Casi podría decirse que eran tal para cual. Felipe necesitaba a su Letizia. Se notaba que le gustaba que fuera gobernanta, mandona, activa, nerviosa, perfecta en sus vestidos de diseñador e imperfecta en aquel movimiento de manos tipo molinillo que le acabaron corriguiendo con bolsitos de mano.
  • Letizia también necesitaba a su príncipe. Había dicho en una entrevista que no se veía diez años más como periodista plumilla. Necesitaba nuevos retos. ¿Qué reto mejor que el de ser la futura Reina de España?…
  • El matrimonio pincipesco se puso pronto a su trabajo de reproducción. Vinieron dos niñas y no fueron a por un tercer vástago por temor de Letizia a una tercera césarea y por temor de Felipe a un lío constitucional provocado por el título II que le da la primogenitura al varón en la sucesión. Mejor quedaban con las niñas Leonor y Sofía.
  • Años después vino la abdicación del rey Juan Carlos. Felipe de Borbón y Grecia se convirtió en el Rey Felipe VI y Letizia asumió el papel de Reina consorte. La felicidad parecía reinar en La nueva Zarzuela.
  • Sin embargo, como en cualquier matrimonio, los Reyes también han enfrentado momentos difíciles a lo largo de estos veinte años. Rumores de crisis matrimoniales han rondado a la pareja en varias ocasiones, alimentados por la presión mediática y las expectativas del pueblo español siempre muy dado a los chismorreos. Pero, a pesar de todo, Felipe y Letizia han demostrado una y otra vez que su amor es más fuerte que cualquier adversidad.
  • El apoyo mutuo y la complicidad entre los Reyes son evidentes en cada acto público que realizan juntos. Se les ve cómplices, cariñosos y unidos, mostrando al mundo que su relación es sólida y duradera, al menos en las fotografías.
  • Pero del amor se pasa al desamor muy pronto. Lo confirman las estadísticas. El cociente entre rupturas conyugales (divorcios, separaciones y nulidades) y bodas ha superado el 60% en España en 13 de los últimos 18 años. En el año de la pandemia se dispararon los divorcios con un máximo extraordinario del 88,6%. También es cierto que en 2020 hubo un desplome anormal del número de bodas.
  • Por eso no sorprendería un divorcio en la pareja real. Están en esa etapa en la que las parejas rompen sus uniones matrimoniales porque se les rompe el amor de tanto usarlo, como bien dice la letra de la famosa canción de Rocío Jurado. El amor se acaba.
  • Esperemos que a Felipe y a Letizia les dure mucho el amor o lo que sea ese sentimiento que todavía los lleva a vivir juntos. Nos gustan sus fotos en el ¡Hola! Ver a los Reyes con la princesa Leonor y la infanta Sofía poniendo sus caras a la definición de familia feliz levanta el ánimo. Es posible, te dices. Y hasta lo acabas creyendo, pese que a tu alrededor hay más divorcios que matrimonios.
  • En la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequaltatem» les deseamos un feliz aniversario de boda a los Reyes de España. No sabemos si su amor existe o si tienen un amor ficticio como el que tuvieron don Juan Carlos y doña Sofía. Pero es un amor muy de revista ¡Hola! que le da brillo a la monarquía.

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Gmail

 

Share This