• En Badajoz se horrorizan las madres y padres con la inteligencia artificial que ha desnudado a sus hijas. Un grupo de chavales menores pusieron en marcha la tecnología para cometer el delito que ellos no sienten delito. Ni siquiera piensan que está mal.
  • Son jóvenes que se ponen a jugar con un programa de inteligencia artificial como si jugaran a las canicas. Juegan sin pensar mientras van desnudando compañera a compañera. No piensan que la compañera que desnudan podría ser su hermana. No se les pasa por la cabeza que alguien podría desnudar a sus madres o rizar más el rizo con la inteligencia artificial y conseguir desnudar a sus abuelas.
  • También los podrían desnudar a ellos pasando las fotos de móvil a móvil y de ordenador a ordenador. Sus fotos viajarían por la aldea global que es Internet, las verían extraños, extrañas, conocidos, conocidas. Y seguro que quienes las visualizaran no pensarían en que el vecino adolescente que aparece en pelota picada es un producto de la inteligencia artificial que inventaron Warren McCulloch y Walter Pitts en 1943.
  • Sí, en 1943 es cuando se inventa esta inteligencia artificial tan peligrosa para la convivencia. No se la llamaba entonces inteligencia artificial. Se hablaba de un modelo de neuronas artificiales. Es en 1956 cuando John McCarthy acuñó la expresión «inteligencia artificial» para referirse a «la ciencia e ingenio de hacer máquinas inteligentes».
  • Esta ciencia que está desarrollándose a pasos agigantados va a causarnos muchos problemas en unos países que no se atreven a regularla ni a enfrentarse al monstruo que nos están montando en Estados Unidos. Hay que ponerle el cascabel al gato antes de que el gato crezca. A un gato grande es difícil ponerle campanillas en el cuello porque ya ha pasado el tiempo en el que su domesticación era fácil.
  • En esta España nuestra estamos dejando crecer el gato. Los políticos no se enteran ni se quieren enterar. Están entretenidos en el Congreso de los Diputados con los idiomas que hablan o dejan hablar, con una investidura que se estima fallida (la del señor Feijóo) y con otra investidura que se estima posible (la del señor Sánchez). Estamos seguros de que buena parte de la clase política no sabe ni que es la inteligencia artificial.
  • Deberían ponerse las pilas los políticos y deberíamos ponerles las pilas. No podemos tener un sistema educativo en el que haya jóvenes que justifiquen el delito de desnudar en fotos con inteligencia artificial a sus compañeras de clase. Algo está fallando. Más bien todo está fallando en lo que debería ser una educación en igualdad y respeto de nuestros niños y niñas.
  • También están fallando las madres y padres. La educación paterna y materna en muchas casas brilla por su ausencia. ¿Qué hay de las paternidades y maternidades responsables?… Hacemos está pregunta pensando en las madres y padres de los menores de Badajoz que se pusieron con un programa de inteligencia artificial a desnudar a sus compañeras.
  • Falla la educación en los centros escolares. Falla la educación en los domicilios. Un padre, una madre, tienen que saber si tienen un hijo machista y corregir ese machismo incipiente antes de que lleguen las violencias machistas, incluida la violencia de género que acaba matando a tantísimas mujeres.
  • Falta también una asignatura en los colegios que enseñe igualdad, que enseñe legislación, que enseñe convivencia, que enseñe ciudadanía, que enseñe respeto. Una asignatura en la que se les diga a las alumnas y alumnos que deber tratar a los demás como te gustaría que te tratasen a ti.
  • Desde la Asociación para la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» queremos mostrarle todo nuestro apoyo y cariño a las niñas que han sufrido la tremenda vejación de ver sus rostros unidos a unos cuerpos desnudos fabricados con inteligencia artificial. Les damos también nuestro apoyo y cariño a sus familias.
  • Y les exigimos a las autoridades competentes que tomen medidas ejemplares con los culpables dentro de lo que marca la ley. Es hora, también, de modificar la legislación para elevar las penas de este tipo de delitos. Que piensen los legisladores que las niñas de Badajoz podrían ser sus hijas. Es así como se debe legislar: sintiendo el daño de la víctima como daño propio.

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