Estos días nos hemos sentido horrorizadas y horrorizados con el caso de la niña de 16 años violada brutalmente en Cataluña. Es la niña que podría haber sido nuestra hija, nuestra hermana, nosotras mismas, porque todas somos potenciales víctimas de los delincuentes sexuales. Ninguna mujer está a salvo del violador que sale de su casa buscando carne femenina. Cualquiera de nosotras podría ser la siguiente mujer violada cuando sale de una fiesta de Halloween. Sólo necesitamos la mala suerte de encontrar en nuestro camino a la manada de violadores de turno.

La Asociación Española por la Igualdad de Género «Genus Aequalitatem» quiere mostrar su apoyo a la niña de Igoalada, a su madre, a su padre, a su familia entera, a sus amigas y amigos, compañeras y compañeros de clase. Estamos contigo, querida niña, y alzamos nuestra voz contra esos violadores asesinos que te han agredido de manera salvaje. Sí, lo repetimos, alzamos nuestra voz contra los VIOLADORES ASESINOS, sin la palabra «presuntos» delante. Violadores asesinos para los que pedimos todo el peso de la ley.

En nuestras calles no pueden tener cabida los violadores. Cataluña es la Comunidad Autónoma con mayor número de denuncias por violación. Lleva contabilizados 256 casos por violación con penetración durante los seis primeros meses de presente año 2021. En Andalucía se han denunciado 141 violaciones con penetración. Las estadísticas de Ministerio del Interior contemplan un incremento de las agresiones sexuales del 30,6% respecto a 2020. Va siendo hora que los políticos sentados en las Cortes Generales y en las Asambleas Legislativas de las CCAA endurezcan las penas para los violadores.

La Asociación Española por la Igualdad de Género «Genus Aequalitatem» les dice a los políticos reacios al endurecimiento de las penas a los violadores, que la niña violada en Igoalada podría ser su hija. Le decimos a los jueces mansos a la hora de dictar sentencias condenatorias ejemplares, que la niña de Igoalada podría ser su hija. Las mujeres no podemos consentir que nos violen, que nos maltraten, que usen nuestros cuerpos, que nos maten. No podemos consentir una agresión sexual más. No podemos consentir una manada más. No podemos consentir un violador más.  Todas somos la niña de Igoalada.  Por eso les decimos a los violadores que no podrán con nosotras porque somos libres, fuertes, valientes.

Porque cuando una de nosotras es vejada, violada, agredida, matada, nos decimos:

¡hermana, estoy contigo!

¡hermana, seguimos en la lucha!

 

 

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