• En los hospitales gallegos hay problemas para hacer pipí y popo. Se lo dije a un médico urólogo con consulta en el Centro de Especialidades del Ventorrillo en A Coruña. El médico me miró molesto. De esas cosas parece que no se habla.
  • Pese al malestar que reflejaba la cara del facultativo por mi inusitada protesta, tuvo a bien contestarme: las auxiliares de clínica eran las encargadas de los conejos, las cuñas y los pañales. Si consideraba que debía protestar por su trabajo, tenía que trasladarle mi queja a la enfermera que mandaba en la planta.
  • El urólogo se limitaba a mirar los resultados de las pruebas practicadas a los pacientes. Un poco perdido, andaba buscando en el ordenador respuestas. Afortunadamente, tenía a su lado una enfermera que lo ayudaba con la informática. Le pasó un papel. El médico le dio las gracias por la chuleta.
  • Con el chivatazo de la enfermera, consiguió encontrar datos del paciente y hasta encontró un logo con velitas y tarta. Por aquí hay un cumpleaños, le comentó a a su enfermera-ayudante. Se rieron. El médico se centró en su trabajo y empezó a leer los resultados de las pruebas del paciente…
  • Pero vuelvo al tema de las necesidades fisiológicas, a ese tema del que no se habla porque como que queda feo. Es un tema que vemos latente cuando somos acompañantes en los hospitales. Hay pacientes que no ensucian el pañal por mucho que las auxiliares de clínica les digan que hagan lo que tengan que hacer en un pañal para adultos que les han colocado perfectamente bien entre dos trabajadoras. Son pacientes que quieren ir al cuarto de baño. O hay wáter o no hacen nada.
  • La consecuencia es más pronto que tarde una sonda. Dicen los médicos y médicas que el enfermo/a tiene problemas urinarios. Más bien tiene problemas de que su mente es más fuerte que sus ganas de orinar y se niega a orinar como un bebé.
  • Entre estos pacientes que no manchan el pañal hay dos tipos:
  • -Pacientes con cuidador@ familiar. Tienen el problema resuelto porque la cuidadora los lleva al servicio.
  • -Pacientes sin cuidador@ familiar. Tienen mayores probabilidades de acabar sondados y tener fuertes dolores de barriga a causa de los enemas que les van a pautar los médicos/as.
  • Tengamos en cuenta que en las hospitalizaciones toman nota de tus pipís y popos. Se afanan mucho en lo que sale del cuerpo humano. Así, acompañan casi todas las comidas con un sobre de lactulosa para animar a los intestinos a expulsar quieran o no quieran. Dar del cuerpo una vez al día es una ley no escrita que hay que cumplir.
  • En lo que no se afanan en los hospitales públicos gallegos es en tener personal solícito para acompañar a los pacientes a aliviarse en el retrete. Unas no quieren porque temen que les caiga el enfermo. Otras no quieren porque dicen que están muy ocupadas. Algunas se apiadan y aparecen con una silla geriátrica para llevar al paciente al váter. Digo algunas, otras y unas porque casi todas son mujeres. Los enfermeros hombres escasean aún.
  • Pero el protocolo parece que no dice nada. O tal vez las auxiliares, los auxiliares, los enfermeros y las enfermeras no se han leído el protocolo. Yo nunca les oí hablar de la protocolización de los pipís y popos.
  • No cabe duda de que este tema debería tenerse en cuenta en los hospitales. Queremos unos hospitales más humanos, unos hospitales que no nos obliguen a utilizar pañal cuando podemos ir al servicio apoyado en una enfermera o sentados en la silla geriátrica.
  • La Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem» ha recibido muchas quejas de mujeres y hombres que son cuidadores familiares y que se ven obligados a extender sus cuidados a los hospitales cuando hospitalizan a sus familiares. La falta de organización es patente.
  • Por eso le reclamamos al SERGAS la humanización del trato a los pacientes por parte del personal sanitario. Debe haber auxiliares suficientes para acompañar al paciente al baño cuando lo precise.

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