- Nadie dudaba que el señor Sánchez iba a encontrar el camino para seguir siendo el presidente del Gobierno del Reino de España. Realmente no había que encontrar nada, sólo había que defender la amnistía en el comité federal del PSOE por “el interés de España y en defensa de la convivencia entre españoles”. Los socialistas allí sentados aplaudían al jefe.
- Hacían bien en aplaudir porque seguirán sentados en sus poltronas cuatro años más. Pero seguro que no hubieran aplaudido si fuera el Partido Popular el que aprobara una amnistía del independentista Puigdemont y sus amigos.
- Claro que las amnistías del PP no van por ahí. La derecha es más proclive a hacer amnistías fiscales para que los ricos que defraudan a Hacienda laven sus millones escondidos en los paraísos fiscales donde están pagando menos impuestos o incluso ningún tributo. El PP les facilita la tarea de ir trayendo el dinero para casa. Hacienda todo lo perdona cuando hay un presidente del Partido Popular en la Moncloa.
- Cuando el inquilino de la Moncloa es del PSOE el Estado perdona un referéndum ilegal a unos políticos separatistas. Pero ¿no somos todos iguales ante la ley? me pregunto. La igualdad ante la ley proclamada en el artículo 14 de nuestra Carta Magna queda coja. Puestos a ser coherentes el señor Pedro Sánchez tendría que generalizar esa amnistía a todos los presos. Y lo haría si fuera la petición de sus socios para el futuro gobierno. Es un hombre dispuesto a pagar cualquier precio para seguir siendo presidente.
- Eso nos preocupa en la Asociación española por la Igualdad de género «Genus Aequalitatem». Nos preocupa porque el precio del apoyo a Sánchez no lo paga él, ni su PSOE. El apoyo de Puigdemont a la investidura de Sánchez lo pagamos tú y yo, y nuestra vecina sin trabajo, y el abuelo que lleva a los nietos al colegio mientras su hija trabaja sin poder compaginar, y el padre que no tiene empleo, y la abuela que no puede ir al podólogo porque la pensión no le da para tanto gasto. Todos nosotros y nosotras pagamos el dinero que Sánchez perdone a Cataluña y todos pagamos la amnistía de la vergüenza.
- Ese señor Pedro Sánchez que perdona el delito de un referéndum ilegal a un Puigdemont que vive en una mansión en Bélgica, no perdonará el delito de la madre de familia que robe una botella de aceite en un supermercado para poder hacer una tortilla de patata para sus hijas. No nos merecemos este presidente dispuesto a presuntamente delinquir para seguir durmiendo en el palacete de la Moncloa. España merece un presidente que cumpla y haga cumplir la Constitución y las demás leyes del Estado a todas las ciudadanas y ciudadanos.
- Vamos hacia un nuevo gobierno de minorías. Una minoría de catalanes independientes decidirá el futuro del país en el que la princesa Leonor jura la Constitución. La voz de la mayoría es silenciada con la voz de la minoría. Y todos callan. No se ven salir manifestaciones de españolas y españoles indignados por las calles de nuestras ciudades exceptuando alguna de los muy simpatizantes del PP en Madrid. La ciudadanía española es un rebaño que no se escucha protestar mientras es obligado a ir detrás de la oveja descarriada por la parte este de la Península Ibérica.
- Ya lo decía Ortega y Gasset en «La rebelión de las masas»: las personas somos ovejas. Lo que no decía nuestro filósofo es que el pastor sigue a la oveja descarriada tirando del rebaño hacia el precipicio. Ortega temía que la mayoría aplastara a las minorías. No es el caso en esta España nuestra. Estamos viendo como la minoría independentista catalana puede aplastar a la mayoría constitucional.
- Pensemos, pues, en un futuro de menos dinero para todos y más dinero para los derroches de la Cataluña de los independentistas. Allí se tirará el dinero que hace falta en el resto de España para ayudar a las personas necesitadas. Pero se tirará más: Pedro Sánchez tirará el cumplimiento de la ley. Y eso es lo peor.