• Las marcas blancas eran las marcas que buscábamos las personas más humildes. Lo digo en pasado porque, tras la pandemia, se han puesto de moda. Alcanzan la mayor cuota de mercado de la historia: el 43%. Antes de la pandemia estaban en el 39,2%.
  • Es decir, de cada 100 productos que se venden, 43 son de marca blanca. Como a mayor demanda mayor precio, nos han subido también los precios de las marcas blancas o de distribuidor. Los fabricantes no quieren ver reducido su beneficio.
  • Por eso estos fabricantes tan preocupados por su cuenta de resultados, han empezado a hacer malas prácticas. Sólo hay que visitar los supermercados y grandes superficies para darse cuenta.
  • Pasas por los lineales y ves sin cubrir los huecos de los productos de marca blanca. La compradora o comprador que va a por una margarina marca blanca en el Supermercado Gadis y en el Eroski o en el Mercadona, tiene que echar mano de una Tulipán o Ligeresa si quiere desayunar como solía.
  • Esta mala praxis tiene nombre: fallo de mercado. El Estado debería intervenir garantizando la existencia de productos de marca blanca a disposición de las consumidoras y consumidores más humildes.
  • Pero el Estado en esta España nuestra no está ni se le espera. Tenemos al Gobierno del señor Sánchez mirando sus propios ombligos, rebosantes de felicidad.
  • Al señor Sánchez y a sus ministras y ministros no les afecta la subida generalizada de precios. La inflación no va con ellos. El avioncito Falcon del Presidente don Pedro sigue volando por los cielos de España sin verse afectado por el precio de los carburantes.
  • Son felices en La Moncloa. Tan felices son Pedro Sánchez y los suyos, que todavía no saben que somos muchas y muchos las españolas y españoles que entramos en los supermercados buscando productos marca blanca mientras contamos los céntimos.
  • ¿No sabe el señor Sánchez que las empresas de alimentación y las grandes empresas de distribución nos están estafando a los más humildes?
  • ¿O no lo quiere saber?…
  • El señor Sánchez, ese socialista que pasea en un Falcon que pagan mis impuestos y los tuyos, nos da la espalda a la pobre clase trabajadora. Deja que la inflación suba como la espuma en una bañera con exceso de gel.
  • Todos callamos. Tal vez por eso, porque callamos todos, en la Asociación Española por la Igualdad de Género, hemos decidido protestar como protestamos nosotras y nosotros: con la palabra, el arma que utilizaron los grandes pensadores para protestar y para crear.
  • Desde nuestra humildad, utilizamos nuestras palabras para gritar: ¡basta! Utilizamos la contundencia de nuestras palabras para exigirle al gobierno socialista de Pedro Sánchez que empiece a ser socialista de una puñetera vez, y que fije unos precios máximos para parar esta inflación desatada.
  • Las economías domésticas de las clase media-baja y baja-bajísima ya no podemos más. ¿Va a permitir el señor Sánchez que también nos retiren de los lineales de los supermercados las marcas blancas?…
  • ¿Va a permitir el Presidente del Gobierno que los hipermercados nos estafen?…

 

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn
  • Gmail

Share This